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De la Inconformidad...o la era de los pulgares

Socialmente aspiramos a ser humanos. Nos compadecemos del inmigrante muerto, de los incendios forestales, de las malas políticas del gobierno, de la corrupción, del narco, de la violencia, de la contaminación, de toda la situación mundial; un bucle tan enfermizo como interminable. Inconformidad. Vivimos instalados en la inconformidad, pero eso sí, en una confortable inconformidad. Porque diga usted, ayuda a los inmigrantes de alguna forma? Los saluda si quiera? Es usted un votante con claras convicciones y valores que defenderá heroicamente para que sirva de freno a ese malestar político? Es tolerante en su actuar hacia los demás?


Es curioso hasta dónde llega lo humano en el siglo XXI, allí donde hay tecnología y cómodamente puede acceder a todo tipo de información sin moverse de su silla. Ya la lucha no es en la calle, es tras los memes o la crítica directa que abunda principalmente en los que menos hacen algo para cambiar un poquito las conciencias.


Posteos con noticias negativas de tonos alarmantes: secuestraron a fulano, asesinaron a fulana, apoyemos a tal país y le pone foto de la bandera, ¿en serio, ayuda eso a generar siquiera un pensamiento nuevo, una reacción encausada?, o es que usted no se da cuenta que repite la información a la usanza de los medios que envenenan, desinforman o informan parcialmente los hechos? Usted, inconforme, ¿toma conciencia de que no aportan esos posteos? Si se riera de las cosas, lograría mucho más…ah! Pero que inhumano reírse de los desastres!! Uy! Mala persona! Y ni atreverse a decir algo diferente acerca del malestar generalizado, o cuestionarlo un poquito, noooo…Mala persona!


La confortable inconformidad intocable. En todo orden de cosas, el actuar de esta era del infierno en que los robots nos controlan, como bien predijo Isaac Asimov en sus tantos textos, es claudicar ante la acción y vivir en la pasividad mental. Señalar con el índice a todos y todo lo que rompa con el engranaje global sometido a valores falsos e inexistentes. La identidad perdida en el océano de la información, falsa o verdadera, real o ficticia, ya no se sabe, o no se distingue.


No le parece extraño que usted, que es tan humano y crítico con su mundo, vaya en el metro o en el bus con la cara derretida en la pantalla del celular? No vio al chofer que casi mata al perro que cruzó la calle de repente? No vio a la persona que lo miró para saludarlo? No vio el nuevo negocio que abrieron en la esquina? No vio las estrellas cada noche despejada?....pero sí pagó un buen lugar para ir a ver los fuegos artificiales en año nuevo.


Inconformidad. Quiero más gigas para seguir reclamando que me subieron el agua. Pero mañana la va a pagar igual porque no sirve un posteo para cambiar las cosas. Lo que está sucediendo es una catarsis mediática y totalmente carente de pulso para tomar las riendas y exigir o mínimamente para cambiar las cosas con un pensamiento que penetre las conciencias de los pulgares adormecidos que no paran de escribir y repetir su malestar inconsciente en las redes sociales. ¿Dónde quedó la lectura, el saludo, la humanidad? Menos inconformidad y más acción.

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